Belarra se manifiesta a favor de Palestina, da oxígeno a Hamás y coloca a España contra Bruselas y EEUU

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Roberto Pérez
  • Roberto Pérez
  • Periodista y licenciado en Ciencias Políticas. Especialista en sector público, economía política y presupuestaria, e instituciones político-administrativas. Trabajó para Agencia Efe y Cope, ejerció durante más de 20 años en ABC -etapa que incluyó el ejercicio temporal de la corresponsalía de Nueva York- y actualmente es subdirector de OKDIARIO.

La presencia de la ministra Ione Belarra en la manifestación celebrada este domingo en Madrid contra Israel y que da oxígeno al terrorismo de Hamás ha consumado el aislamiento del Gobierno de España en el concierto político occidental. En un hecho sin precedentes en la política española y que tampoco se ha dado en ningún otro país europeo: es el único Gobierno que a través de uno de sus miembros ha participado en una manifestación con gritos de «¡Israel asesino!» y a favor de la «lucha palestina», lo que coloca al Ejecutivo de Sánchez frente a Bruselas y a Estados Unidos. Más aún teniendo en cuenta que la entidad convocante, Samidoun, es considerada organización terrorista por Israel y que países de nuestro entorno han puesto en cuarentena por sus vínculos con Hamás: el Gobierno alemán se ha lanzado a su ilegalización.

Ione Belarra, al igual que otros dirigentes de Sumar y de Podemos, incluida la vicepresidenta Yolanda Díaz, no han ocultado durante todos estos días del lado del que estaban tras la matanza de Hamás: prietas las filas a favor de Palestina y en contra del Estado hebreo, que fue el que sufrió el ataque de los terroristas que tienen su base en la Franja de Gaza. Pero que Belarra haya participado activamente en la manifestación que ha gritado «¡Israel asesino!» es un salto cualitativo que coloca a España, por su Gobierno, en una delicada posición en el concierto occidental.

«Es un hecho que se va a tener muy en cuenta en los gobiernos de nuestro entorno y en el de Estados Unidos», indica a OKDIARIO un experto en política exterior. «No es una anécdota, es de gran calibre», insiste. «Sin duda, el Gobierno de España hace tiempo que está en el punto de mira, pero ahora lo va a estar mucho más», asegura.

Washington presta especial atención a movimientos de este tipo. Más aún si se producen en países que forman parte de su lista de aliados. España lo ha sido hasta ahora, y lo sigue siendo por tratado internacional en vigor: entró en la OTAN con el Gobierno del socialista Felipe González, en la década de los 80. Por entonces, el PSOE apostó por la plena integración de España en la Alianza Atlántica y en la UE como parte esencial de la consolidación de la democracia bajo el decisivo paraguas de la política exterior.

Consecuencias

Ahora, sin embargo, el PSOE de Pedro Sánchez ha llevado al Gobierno a una posición socialcomunista que choca frontalmente con la línea marcada por quienes han sido sus socios y aliados desde la Transición. Este domingo, esa confrontación se ha hecho públicamente sonora con la presencia de Belarra en la manifestación contra Israel y a favor de la causa palestina en su conjunto, lo que incluye a organizaciones terroristas como Hamás.

«Que no quede duda alguna de que esto no ha sido un gesto sin más, es algo que va a quedar rápidamente escrito en los informes que maneja la Casa Blanca y que supone también una ruptura con la posición compartida por el resto de miembros de la UE», explica el experto consultado por OKDIARIO. Y que España se coloque en esa posición resulta comprometedor, por múltiples motivos. Entre otros, le debilita frente a su delicado vecino del sur, Marruecos, que cuenta con el privilegiado favor de Marruecos.

Hasta ahora, Pedro Sánchez había intentado con poco éxito el equilibrio, al manifestarse en público con una forzada equidistancia entre Israel y Palestina para no molestar a sus socios de Gobierno y parlamentarios. En un mitin del PSOE llegó a poner peros a la guerra defensiva desplegada por Israel y exigir que se ajustara al «derecho internacional humanitario». Pero ahora ha cruzado una línea crucial al no ser capaz de evitar la foto de una de sus ministras en la manifestación contra Israel que alienta a los «mártires» palestinos. En clave doméstica, evidencia también la debilidad del propio Sánchez como presidente de un Gobierno con múltiples voces.

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